En nuestra pequeña ruta por Alsacia, después de visitar Colmar nos paramos en Kaysersberg.
Este pueblecito medieval incluído en la ruta de los vinos, es más pequeño que Colmar, pero si en esta ciudad nos enamoramos, Kaysersberg le robó protagonismo en cuanto llegamos al centro histórico.
Aparcamos un poco alejados del centro y disfrutamos paseando por las calles llenas de flores en las jardineras y en los balcones de las casas. Todo está muy cuidado y coqueto en Kaysersberg.
Antes de abandonar este hermoso rincón alsaciano, nos paramos a comer en el Bratschall Manala, donde pudimos probar platos típicos de la región (como el jambonneau y la tarte flambée o flammkuchen) a buen precio y bien elaborados.
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