Y es que Galicia ya estaba ahí desde hace mucho mucho tiempo, y no hace falta irse a ningún otro país para descubrir una zona tan llena de colores y de vida. Si lo que te gusta es la arquitectura, los museos, la cultura, las terrazas, la vida nocturna, la naturaleza, las siete grandes ciudades gallegas dan todo lo que puedas buscar y desear, además de estar perfectamente comunicadas.
En líneas generales se pueden comentar multitud de cosas de cada una de las ciudades. La espléndida arquitectura en Santiago de Compostela, la capital del antiguo Reino de Galicia, que posee uno de los centros históricos mejor conservados de Europa repleto de infinidad de actividades culturales, calles llenas de turistas y ciudad universitaria. Esta ciudad fue declarada patrimonio de la humanidad desde 1985, aún cuando lleva acogiendo gran cantidad de visitantes y peregrinos de todo el mundo, lo que la convierte en la ciudad más cosmopolita de Galicia. Puntos importantes son la catedral, las plazas anexas, decenas de iglesias y palacios de alrededores. Son olvidar parques y bares, mencionando a parte el Mercado de Abastos lleno de productos frescos.
Pontevedra, con uno de los cascos antiguos más interesantes y poco conocido de Galicia, caracterizada por su hospitalidad y reflejado en un dicho gallego “Pontevedra da de beber a quien pasa”. Todo está muy cerca en esta ciudad, desde monumentos, edificios hasta paseos por el río dentro de la propia ciudad, así como oficinas de trámites civiles como el Rexistro Civil de Pontevedra.
A Coruña y Vigo, ciudad financiera la primera e industrial la segunda y extremos geográficos, no dejan de tener en común que son dos ciudades milenarias y su relación eterna con el mar. A Coruña es una ciudad para pasear y descubrir su historia, desde la Torre de Hércules hasta la plaza de María Pita, junto con gran cantidad de museos. En la ría de Vigo hay gran cantidad de galeones hundidos, y puerto en el que en Nautilus se aprovisionaba de oro. Vigo cuenta con muchos tesoros en su ciudad, y su ya legendaria noche viguesa.
Bañadas las dos por el río Miño, Ourense y Lugo, merecen muchísimo la pena ir y disfrutar de su gastronomía y sus innumerables balnearios. El destacado pasado romano de Lugo salta a la vista con su muralla declarada patrimonio de la humanidad, y sus callejuelas delimitadas por ella. Destaco ir de bar en bar probando las tapas típicas. Ourense, ciudad cruzada por el río Miño y con hasta ocho puentes, era literalmente la mina de oro para los romanos. Actualmente posee las más que destacadas y valiosas aguas termales.
No me olvido de Ferrol, aunque no apreciada por todo el mundo, es uno de los mayores puertos naturales de Europa, destacando el Arsenal naval y el Barrio de la Magdalena, significativo por su estructura urbanística. Además de la gran sorpresa de esta ciudad, ya que posee la semana santa con mayor tradición de tierras gallegas.
Galicia es un parque natural en sí misma, y posee gran variedad de actividades de ocio y culturales, que no te harán olvidarla nunca. Desde luego a mi me marcaron toda una vida.
Recomendaciones para tu viaje viaje:
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