Podría resumir mi visita a Nara en dos palabras: Buda y Ciervos
Llegamos a Nara después de unos 40 minutos en tren desde Kioto. Lo primero que hicimos al bajar del tren fue ir hacia el punto de información que está justo al salir de la estación para coger unos planos.
Antes de empezar nuestro tour por Nara decidimos parar a comer algo. En frente de la estación hay un local de comida rápida japonesa. El local tiene la típica máquina expendedora de los locales de Ramen de Japón, en la que uno elije lo que quiere comer, pero al parecer nada más pedirlo llega el pedido a la cocina y ya lo van preparando, así que cuando le das el ticket al camarero la comida ya va en camino. Es bastante rápido, y la comida está bien.
De camino al parque principal de Nara, Nara koen, iréis por una calle con varias tienditas en las que venden productos típicos de Japón. Una que me llamó la atención vendía una especie de bollitos hechos con pasta de arroz y matcha (té verde en polvo). Lo especial de esta tiendita es que estaban preparando la pasta en el mismo local.
También os recomiendo probar un helado de té verde en alguno de los puestos que hay de camino al parque.
Una vez en el parque os encontraréis con un montón de ciervos sueltos por el parque, que se acercarán a vosotros en busca de comida. De hecho hay puestos en los que se pueden comprar unas galletitas para dárselas (te advierten que no les ofrezcas de comer nada más que eso…)
Pero ojo con molestarlos! Hay varios carteles por el parque en los que te advierten que los ciervos no son las criaturitas dulces mostradas por Disney, son fieras peligrosas que pueden cocearos o empujaros, o incluso robaros el bolso si se sienten atacados.
Cuando estéis hartos de ver ciervos y más ciervos, podéis dirijiros al Todai-Ji, donde se encuentra el buda más grande de Japón (el segundo se encuentra en Kamakura). Casi todo el recinto puede visitarse sin pagar, salvo el pabellón Daibutsu-Den, donde se encuentra el buda, que cuesta 500 yenes. Los Budas decorativos habituales suelen tener las manos juntas, pero también los hay que imitan al buda de la imagen, con la mano derecha alzada, señal de valentía.
Este pabellón es la mayor edificación de madera del mundo, nada menos. Aunque la estructura actual es tan sólo dos tercios de la original!
La estatua del buda es de bronce, y perdió la cabeza varios veces tras sufrir varios terremotos e incendios.
De vuelta a Kioto hicimos una parada en Fushimi Inari-Taisha, donde encontramos un templo sitnoísta que merece una visita si estáis por la zona.
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