De los jardines a una antigua casa samurai en Kanazawa

Llegamos a Kanazawa a las 7:00 después de 8 horas de autobús nocturno desde Tokyo con Willer Express. El autobús era bastante cómodo. Los asientos amplios con sitio para las piernas sin clavar las rodillas en el de delante y pudiendo reclinarte hasta casi estar horizontal. Pero por muy cómodo que fuera, 8 horas de autobús destrozan a cualquiera. Todo por visitar esta preciosa ciudad de Ishikawa-Ken en Japón famosa por sus jardines del período Edo.

jardines kanazawa

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A esas horas lo primero, y casi lo único, que podíamos hacer era desayunar. Así que mientras tomábamos un desayuno muy completo (que incluía un huevo duro, una ensalada y tostadas enormes) en la estación de autobús, organizamos nuestro itinerario por Kanazawa. Con la hora que era (7:30) poca cosa podíamos hacer, ya que la mayoría de sitios de interés abren de 9:00 en adelante. Nuestra primera parada serían los famosos jardines de Kanazawa, considerados entre los 3 más importantes de Japón.

Terminamos de desayunar y dejamos las mochilas en consigna, ya que no teníamos alojamiento en la ciudad, tan sólo íbamos a quedarnos hasta las 16:00, hora a la que tomaríamos un autobús a Shirakawa-go.

En el punto de información pedimos unos mapas e indicaciones para llegar hasta los jardines. Cogimos el autobús que nos indicaron en la misma estación, y tras unas cuantas paradas nos bajamos y comenzamos nuestro paseo bajo la lluvia. La verdad es que el paseo podría haber sido más agradable si no hubiera estado lloviendo a cántaros. Además la lluvia nos sorprendió con un único paraguas plegable para los dos. Por mucho que nos esforzamos por mantenernos ambos bajo la protección del paraguas, acabamos calados.

Y con este maravilloso clima llegamos a los jardines. La entrada cuesta 500 yenes. Puede parecer un poco caro para ver unso jardines, pero realmente merece la pena.

Me da rabia no haber podido pasear por esos jardines con un clima más adecuado, ya que estábamos más pendientes de no separarnos mucho el uno del otro para mantenernos secos que de la paz y tranquilidad que insipiraba el entorno. Hay que ver el lado positivo, con mejor clima seguramente hubiera habido más gente y no habríamos tenido el jardín para nosotros solos.

Después de nuestro paseo entre árboles, estanques, estatuas y algún que otro japonés, salimos de los jardines en dirección al castillo de Kanazawa.

Era bastante pronto todavía, así que aún estaban abriendo el chiringuito. Preguntamos por las visitas guiadas y salió un viejito entrañable para guiarnos de manera gratuita. El hombre nos dijo que estaba allí como voluntario para contar la historia del castillo a quien le interesara. Aquella ha sido quizás la visita qguiada más extraña que he hecho hasta la fecha. Los dos solos con aquel viejito caminando lentamente mientras nos iba contando (lentamente también) las anécdotas de cada rincón por el que pasábamos. En un inglés con un marcado acento asiático y una tranquilidad característica de la gente mayor.

Me da un poco de vergüenza reconocer que desconecté en algún momento de la visita, la voz de aquel hombre sumada al idioma (que con su acento me resultaba más difícil de seguir) me tentaban demasiado a divagar y a que mi mente escapara a otros lugares durante minutos…

Dejamos el castillo atrás e hicimos una corta parada en el museo de arte moderno. Reconozco que el arte (y sobre todo el moderno) no es mi fuerte, así que me dirigí a la cafetería para entrar un rato en calor con un café carísimo de 500 yenes mientras mi compañero de excursión visitaba el pequeño museo. No debe haber gran cosa, ya que salió antes de que me diera tiempo a terminarme el café. Satisfecha su curiosidad y habiendo entrado en calor, nos dirigimos a nuestro siguiente destino: Una antigua casa de Samurais.

Esta casa está en el distrito de nagamachi, que en efecto era la zona en la que vivían los samurais. La entrada a la casa cuesta 500 yenes y merece la pena por su jardín. Es un jardín muy pequeñito comparado con otros que he visto en mi corto viaje por Japón, pero es maravilloso. No voy a describirlo, ya que una imagen vale más que mil palabras!

casa samurai

casa samurai

Al entrar en la casa, y como en casi todos los lugares de interés que pueden visitarse en este país, debéis descalzaros. Al final del recorrido por la casa llegaréis al salón de té (que en realidad son un par de habitaciones) en el que tendréis la oportunidad de disfrutar de un té matcha al estilo tradicional por 300 yenes.

Por último visitamos una antigua casa de Ninjas, en la que no pude sacar fotos por estar prohibido. La visita fue en japonés y entre las normas hay una que prohibe a aquellos que hablen el idioma traducir a sus acompañantes para no interrumpir al guía. Al menos os dan un folleto en inglés que podéis ir siguiendo durante la visita.

Tras una larga mañana de turismo fuimos al centro a comer y algo y comprar un paraguas!! Para comer nos decidimos por un local de Ramen. En muchos de estos locales nada más entrar os encontraréis con una máquina expendedora, en la que seleccionaréis lo que queréis comer, como si seleccionarais una bebida en una máquina de bebidas. Al pagar saldrá un ticket, que tendréis que darle al camarero al sentaros. Y a comer! El ramen es la típica sopa de fideos que estamos hartos de ver en series manga. La clave está en coger unos cuantos fideos con los palillos, meteros en la boca el extremo de los mismos ¡y a sorber! Sorber es la clave, aunque parezca mentira así es mucho más sencillo, y al introducir aire en la boca, se enfriarán los fideos y no os abrasarán 😉

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